Elegir el regalo ideal para un niño implica más que lo material, ya que debe estimular su creatividad, fortalecer lazos familiares, enseñar valores y apoyar su desarrollo emocional e intelectual.
Una buena opción es regalar objetos que fomenten el desarrollo cognitivo y convivencia.
A la hora de buscar un regalo para un niño, los adultos suelen preguntarse: ¿Qué puedo darle que no solo sea divertido, sino que también impulse su desarrollo intelectual y emocional? La respuesta, aunque depende de la edad, comienza con una clave: regalar experiencias que involucren activamente al pequeño.
Jugar para aprender: la clave del desarrollo
Hoy en día, existen opciones que no solo entretienen, sino que también promueven habilidades cognitivas y emocionales.
Kits para crear muñecos, figuras de plastilina, cómics u origami son ejemplos de juguetes que, además de ser divertidos, fomentan la paciencia, la tolerancia y la perseverancia. Son herramientas lúdicas que enseñan mientras entretienen.
La Dra. Elvira Zorrero Lara, Directora Académica del Sistema Educativo de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), explica que “los juguetes y experiencias que implican procesos creativos o narrativos ayudan a los niños a conectar con sus emociones, ejercitar su pensamiento crítico y fortalecer su autoestima”.
Libros y lecturas que conectan
La Dra. Zorrero Lara recomienda elegir libros o juegos que conecten con los intereses del niño y sean adecuados para su etapa de desarrollo. Es fundamental no apresurar procesos con materiales que resulten demasiado complejos.
Elementos como el tamaño de la letra, el vocabulario y la extensión de los textos están pensados cuidadosamente para cada edad, y respetarlos favorece la comprensión lectora.
Pero leer no debe ser una actividad pasiva. Una excelente práctica es conversar con los niños sobre sus lecturas: preguntarles por su parte favorita, el personaje que más les gustó o con cuál se identifican.
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Los libros fomentan el conocimiento y refuerzan los lazos familiares.
Estas charlas, además de reforzar la comprensión, fortalecen el vínculo entre padres e hijos.
Juguetes que enseñan a convivir
En cuanto al fomento de valores como el compañerismo o la empatía, es importante recordar que los juguetes, desde sus orígenes, buscaban imitar la vida adulta.
Así, jugar es también una forma de aprender a vivir. Las dinámicas en grupo, los juegos cooperativos o incluso los juegos de mesa tradicionales como el memorama o el dominó, promueven la convivencia familiar y el aprendizaje emocional.
Tecnología con equilibrio
Sobre los juguetes tecnológicos, si bien son parte del entorno actual de los niños, su uso debe ser supervisado. Las tabletas, por ejemplo, pueden ser herramientas educativas si se combinan con experiencias físicas y creativas. Un ejemplo ideal sería utilizar una App para diseñar una ciudad y luego construirla con cajas de cartón. Esta fusión entre lo digital y lo manual estimula múltiples habilidades.
Menos, es más: regalar tiempo también cuenta
Uno de los errores más comunes que deben evitarse es asumir que un juguete caro es sinónimo de calidad o que más juguetes significan más diversión.
A menudo, el exceso de opciones abruma a los niños. Por ello, una alternativa valiosa puede ser regalar tiempo, como una salida juntos, una tarde en el parque o una actividad compartida. Estos momentos fortalecen el vínculo familiar y dejan huellas duraderas.
Participación guiada: una lección de vida
Finalmente, involucrar a los niños en la elección de sus regalos, de forma guiada y según su edad, les permite tomar decisiones y desarrollar su criterio. Desde elegir entre dos juguetes hasta decidir entre distintas experiencias, este proceso los prepara para la vida.
Más allá del objeto, el mejor regalo será siempre aquel que inspire, acompañe y construya recuerdos.
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