Este residuo ya puede encontrarse en todas partes, desde miel hasta el agua del océano, y causa afectaciones en los organismos.
Los microplásticos pueden estar presentes en el agua y alimentos.
El plástico está en todas partes: desde la ropa que usamos, los artículos de oficina e incluso en los alimentos que consumimos.
El origen de este versátil material se dio en las primeras décadas del siglo XX, en donde la industria petroquímica comenzó a investigar qué hacer con los residuos del procesamiento del petróleo. Tras varios años de investigación descubrieron varias aplicaciones para el polietileno, un material flexible, resistente, ligero, pero sobre todo económico.
A partir de ese momento, el polietileno comenzó a producirse en masa y pronto se desarrollaron productos similares como el policloruro de vinilo, el poliestireno y el polipropileno. Pero, ¿por qué este material con fascinantes propiedades ha causado tanta controversia en años recientes? Para dar respuesta a esta pregunta analicemos varios aspectos.
Por un lado, al ser un material tan asequible se ha empleado de forma indiscriminada al alrededor del mundo, se estima que se producen unos 300 millones de toneladas al año a nivel mundial, de las cuales se calcula que solo el 9% es reciclado (1), de tal manera que la mayoría es desechada y termina en vertederos donde comienzan a fragmentarse por efectos de la radiación ultravioleta, calor, viento, humedad, entre otros factores dando origen a los microplásticos.
¿Qué son los microplásticos?
De acuerdo con la EPA (Evironmental Protection Agency) los microplásticos son partículas de plástico de un tamaño entre 1 nanómetro (nm) y 5 milímetros (mm), para dimensionarlo, el diámetro de un cabello humano es de alrededor de 15 a 170 nm, es decir un microplástico podría caber alrededor de 15 veces en la punta de un solo cabello humano.
¡Conoce más sobre esta carrera!
Este tamaño tan pequeño les permite interactuar de forma diferente con el ambiente y distribuirse ampliamente en los ecosistemas terrestres y acuáticos.
Recientemente, se documentó la presencia de estas micropartículas en agua y organismos acuáticos, lo que implica un riesgo latente de que ingresen a la cadena alimenticia y, por consecuencia, al cuerpo humano (2).
Por ejemplo, se ha encontrado que alimentos como la miel y el azúcar pueden contener hasta 32 fragmentos de microplásticos/kg y en al menos 118 especies de peces capturados alrededor del mundo se han encontrado microplásticos (2,3). Otra manera en que este material puede ingresar al cuerpo humano es a través del contacto con materiales de plástico, por ejemplo, en el agua embotellada se han detectado hasta 241 partículas de microplasticos/L (2).
Este tipo de plásticos llegan a los mares por la contaminación.
Consecuencias en los seres vivos
El efecto de los microplásticos en los organismos también ha sido estudiado. Se ha documentado que micropartículas de poliestireno (entre 70 nm y 5 µm) han tenido la capacidad de acumularse en peces produciendo estrés oxidativo, alternaciones en el metabolismo de grasas y alteraciones celulares (2).
¿Qué pasa si los microplásticos entran al cuerpo humano?
Para empezar, se ha estudiado que la absorción de estas partículas depende en gran medida del tamaño. Los microplásticos con tamaños muy pequeños, menores 10 µm, pueden acumularse en las células, mientras que, microplásticos con tamaños mayores a 150 µm no se absorben, pero si ocasionan efectos locales sobre el sistema inmunológico e inflación a nivel intestinal (3).
¿Te gustaría estudiar Ing. Química?
Compártenos tu información.
Por otra parte, se han identificado una gran variedad de compuestos presentes en estos microplasticos, entre ellos destacan el cloruro de vinilo, acrilamida, estirenos y bisphenol A, que son usados como aditivos y que son catalogados como carcinogénicos, mutagénicos y tóxicos, siendo capaces de causar alteraciones en el sistema nervioso y reproductivo de los seres humanos (3).
Tomando en cuenta lo anterior, respondamos la pregunta, ¿el tamaño importa? ¡Sí! Pero en este caso, cuanto más pequeño ¡más problemas nos trae! Es así como ahora enfrentamos un reto como sociedad, para reducir los impactos ambientales y a la salud, sobre los microplásticos.
Podemos contribuir con acciones muy sencillas como reciclar, reutilizar y/o reducir nuestro consumo de plásticos, optar por productos hechos a base de materiales biodegradables o simplemente trasmitir a nuestros amigos y familiares este conocimiento para incentivar un consumo responsable de estos materiales.
Cada acción cuenta, el cambio empieza contigo.
Galería de fotos
Referencias:
1. Ciaralli, L., Rotini, A., Scalici, M., Battisti, C., Chiesa, S., Christoforou, E., ... & Manfra, L. (2024). The under-investigated plastic threat on seagrasses worldwide: a comprehensive review. Environmental Science and Pollution Research, 31(6), 8341-8353.
2. Rainieri, S., & Barranco, A. (2019). Microplastics, a food safety issue?. Trends in food science & technology, 84, 55-57.
3. Udovicki, B., Andjelkovic, M., Cirkovic-Velickovic, T., & Rajkovic, A. (2022). Microplastics in food: scoping review on health effects, occurrence, and human exposure. International Journal of Food Contamination, 9(1), 7.
En una emotiva ceremonia, alumnos de la UAG se comprometieron a ser fieles a su vocación, servicio y vida humana al portar una de las prendas más representativas de la enfermería.
Estas lesiones, según su grado, requieren de un cuidado por especialistas y los nutriólogos son centrales para la recuperación de los pacientes que las sufren.
Desde 2010, el Dr. Mauricio Alcocer Ruthling ha impartido clases como profesor visitante en diferentes instituciones.
La UAG fue sede de la toma de protesta del nuevo Consejo Directivo de la AMECE, y destaca su compromiso con el comercio exterior y la formación académica.