Los autores son miembros del Centro de Sustentabilidad y Energía Renovable.
Debemos entender que la energía forma parte integral de la actividad humana, y que el desarrollo de la sociedad no sería posible sin ella. Pero para que esta sea de utilidad se requieren procesos que permitan que esté disponible para su uso. Podríamos incluir la administración eficiente y eficaz de la energía, desde su generación, su distribución y hasta su uso final, en el concepto de “gestión de la energía”. La humanidad está entrando en una etapa de la historia del planeta en la que la gestión de la energía se vuelve más compleja, particularmente por los retos que representa el cambio climático.
El cambio climático se ha acelerado en los últimos dos años, causando temperaturas extremas, nunca vistas en ciertas regiones del planeta. A todas luces, el cambio climático es un problema que ya está sobre nosotros. Desgraciadamente, sigue siendo un tema de discusión, y en algunos países ha entrado en el ámbito de la opinión y la política. Sin embargo, no es un tema político, sino que pertenece al ámbito científico. Tiene que ver con la ciencia de la atmósfera y de la física: si aumentas la cantidad de gases que atrapan el calor en la atmósfera, aumentas la temperatura, así de simple. El último reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el AR6, pone de manifiesto que el cambio climático ya está afectando a todo el planeta, que el problema está ligado directamente a la actividad humana, y que sus impactos sobre el clima son ya irreversibles. Adicionalmente, especifica que los eventos de clima extremo irán empeorando cada año (IPCC, 2021).
En conjunto, el cambio climático nos da un panorama de incendios, inundaciones, sequías y temperaturas extremas, condiciones que representan un reto formidable para la gestión de la energía.
Las interrupciones y los cortes en el suministro de energía se producen cuando el suministrador es obligado a reducir el despacho o inclusive a suspenderlo debido a condiciones climáticas graves o problemas relacionados con la distribución. El costo asociado con el corte del suministro de electricidad resulta alto; países y organizaciones deben estar preparados para minimizar sus efectos negativos. Sin un plan de contingencia para una posible escasez temporal o interrupciones y un plan estratégico de largo alcance, las naciones y las organizaciones corren el riesgo de padecer problemas im- portantes de desabasto energético sin soluciones inmediatas, afectando las actividades económicas de corto y largo plazo.
La infraestructura de transmisión tiene diversos componentes expuestos a los embates de fenómenos naturales. Según las evaluaciones del Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos (USGCRP, por sus siglas en inglés) y otras entidades, las líneas de transmisión y distribución y las subestaciones son susceptibles a daños causados por vientos extremos, hielo, rayos, incendios forestales, deslizamientos de tierra e inundaciones. Los vientos fuertes, especialmente cuando se combinan con tormentas tropicales y huracanes, son particularmente dañinos, porque pueden interrumpir el servicio en áreas geográficas amplias durante largos periodos.
La infraestructura de generación y distribución debe tomar en cuenta los riesgos que traerá el cambio climático en el futuro. Para garantizar un suministro de energía fiable y asequible en las próximas décadas, el sector eléctrico necesita ser más resiliente frente a los cambios que ya estamos experimentando, y adaptarse a los crecientes riesgos.
Nuestras opciones energéticas desempeñarán un papel vital tanto en la resiliencia del sistema eléctrico como en la reducción de las emisiones causantes del calentamiento global (Davis & Clemmer, 2014).
Algunas de las medidas de adaptación más comunes se conocen como medidas de refuerzo, ya que pueden proteger el equipo de daños relacionados con el clima. Algunos ejemplos de medidas de fortalecimiento que las empresas de servicios públicos han propuesto en respuesta a eventos climáticos extremos son:
Reemplazar el empleo de plantas convencionales con fuentes energéticas renovables puede hacer que el sistema eléctrico sea más resiliente y, al mismo tiempo, ayudar a frenar el cambio climático, reduciendo las emisiones que atrapan el calor. Las energías renovables proporcionan estos beneficios.
Tener acceso a información veraz y actualizada sobre el comportamiento del clima es de primordial importancia si queremos prepararnos para los riesgos y las vulnerabilidades que se presentarán en el futuro. Esto permitirá a las comunidades determinar qué medidas deben tomar para protegerse de los efectos del cambio climático. Ciudades, municipios y estados deben realizar evaluaciones exhaustivas que incluyan los riesgos derivados del cambio climático para el sector eléctrico.
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