Se habla de que hay una tendencia hacia el regreso de los nacionalismos; será decisión de cada país ya que los intereses nacionales son intransferibles y la mejor prueba es el Brexit, la salida de los ingleses de la Unión Europea que es el bloque de países mejor integrado del mundo.
Sin embargo, hay que decir que el proteccionismo siempre ha estado ahí, la pandemia es un pretexto nuevo en temas comerciales, pero si hablamos del futuro, el comercio internacional seguirá adelante sin que los países pierdan identidad.
Así lo afirmó el Embajador de México en Nueva Zelanda, Alfredo Rogerio Pérez Bravo, durante la conferencia a distancia que ofreció en la Universidad Autónoma de Guadalajara con el título de “Experiencias de un diplomático” y que fue organizada por la Dirección de Vinculación y Relaciones Internacionales de la institución.
El diplomático compartió aspectos muy interesantes de su vida profesional. Dijo que hace 47 años, cuando iniciaba sus estudios universitarios, “no sabía qué iba a ser de mi vida. El destino me trajo aquí. Hoy, la carrera de Relaciones Internacionales es muy reconocida pero súper competida”.
Recordó que “uno de los orientadores vocacionales me dijo que se estaba abriendo en la UNAM la carrera de Relaciones Internacionales que sustituiría a la de Ciencias Diplomáticas, me inscribí y unos meses después se me presentó la oportunidad de trabajar en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Tuve que hacer un esfuerzo para tomar el trabajo y seguir estudiando, pero fue muy provechoso porque me acercó a la realidad del Servicio Exterior”.
En 1980 entró a trabajar oficialmente a la SRE. “No tuve padrinos ni utilicé influencias, todo es producto del esfuerzo y trabajo personal”, aclara.
RÉCORDS DIPLOMÁTICOS
El embajador Pérez Bravo posee varios records como diplomático:
A los 33 años ya era embajador; el más joven en la historia moderna de México. Dice que fue muy criticado por compañeros que tenían más tiempo que él trabajando en el Servicio Exterior. “Ocurre que subí muy rápido en el escalafón y la ley no establecía límites de edad para subir de rango, los ascensos tenían más peso meritocrático. Ya cambió la ley y hoy eso sería imposible”.
A los 25 años de edad ya era Director General Adjunto de Tratados Internacionales, también el más joven en ese puesto. “Además de aplicarme en el trabajo, escribía documentos que me valieron ventajas”.
A los 28 años fue asignado como número dos en la embajada en Suecia y de ahí pasó a Washington.
Ha vivido en 52 países de los cinco continentes. Hoy en día lleva 31 años consecutivos siendo embajador en ocho países, entre ellos una embajada itinerante en África, donde representaba oficialmente a México ante 39 países. Es el embajador más longevo en activo.
Durante su vida profesional ha estado a las órdenes de 16 titulares de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
ADAPTABILIDAD Y FAMILIA
“En el papel se ve muy bonito: viajas por el mundo, representas a México, conoces gente importante… pero también hay que superar situaciones desfavorables. Hay países incómodos y el gran reto es la adaptabilidad”, comenta el embajador.
Refiere que algo hay de común con el “Síndrome del ‘Jamaicón’ Villegas” (en una gira de la Selección de futbol a Europa, el defensa José Villegas apareció en una fotografía de periódico con un profundo semblante de nostalgia, y el texto describía cómo extrañaba a su familia, el barrio, la comida y el ambiente mexicano).
Entre los países a los que ha llevado a vivir a su familia están Rusia, Panamá, Portugal, Malasia y Argelia. “Mi esposa ha tenido que adaptarse a culturas muy distintas, otras religiones, diferentes costumbres. En muchos países a tu cónyuge no le está permitido trabajar, aunque México ha logrado algunos acuerdos en este sentido”.
Es entonces, dice, cuando uno empieza a valorar a México: la comida, la gente, el clima.
“Para los hijos también es un gran reto. En la adolescencia, cuando hay que prestarles más atención, los movemos de país, de escuela, tienen que aprender otro idioma… esto puede ser un golpe sicológico. Pero la maravilla es que aprenden mucho y se vuelven políglotas. Si lo haces bien, el impacto es tremendamente positivo. Se hacen globales con amigos de todo el mundo”.
PAPEL DE UN EMBAJADOR
Un embajador representa oficialmente a su país, y cuando es plenipotenciario puede asumir funciones propias del Presidente de la República para determinados actos, por ejemplo, firmar acuerdos que posteriormente serán ratificados por el Senado.
“Pero más allá de asistir a fiestas diplomáticas, como muchos lo imaginan, el embajador se encarga de construir puentes entre el país acreditante y el receptor. También le toca resolver conflictos que involucran no sólo al gobierno sino también a empresas de tu país”.
Añade que “el embajador debe observar qué hay que le pueda servir a México, y debe dar apoyo a la población mexicana en ese país”.
Nueva Zelanda, país de Oceanía donde radica el embajador Alfredo Pérez Bravo, tiene una economía esencialmente agroindustrial, produce leche, lácteos y exporta carne. También cuenta con tecnología de punta en Ingeniería Genética; son áreas de oportunidad que se podrían trasladar a México, dice el diplomático.
CARRERA DE POR VIDA
El Servicio Exterior es una carrera de por vida.
Además de la carrera universitaria hay que tomar cursos en el Instituto Matías Romero, que es la academia donde se forman y capacitan los diplomáticos mexicanos.
Para obtener un trabajo en la Secretaría de Relaciones Exteriores se debe participar en concursos de ingreso que, por cierto, no están abiertos todo el tiempo.
Finalmente, el embajador Pérez Bravo comenta que entre las grandes satisfacciones de su vida como diplomático está haber ayudado a mexicanos en el exterior, así como haber conocido a personalidades como Nelson Mandela, el presidente chino Xi Jinping, Barack Obama, Vladimir Putin y Ángela Merkel.
Previo a la conferencia, el Rector de la UAG Antonio Leaño Reyes, dio la bienvenida al expositor, en tanto que el director de Vinculación y Relaciones Internacionales, Marcelo Mazariegos, realizó preguntas durante la charla que fue seguida por directivos, maestros y estudiantes de la licenciatura en Relaciones Internacionales.