Hoy, a veinticinco años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y ante la existencia de tratados y acuerdos comerciales de distintos tipos y alcances, ha sido una constante sortear las disyuntivas de seguir con el crecimiento de un desarrollo sostenible y sustentable o el de regresar a experiencias pasadas de dificultades comerciales.
La economía mexicana, es un referente en la creciente integración económica mundial, reconocida como una de las economías emergentes más fuertes en los mercados internacionales.
Felizmente, sorteando todos los obstáculos en un entorno difícil y adverso, México empujó y logró que saliera adelante el nuevo Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual se firmó por los respectivos Jefes de Estado de los tres países, en el marco de la Cumbre del G-20 realizada en Buenos Aires.
No sólo prevaleció, sino que se preservó su carácter trilateral, lo que es fundamental para profundizar los intercambios en la región más dinámica del mundo. El T-MEC seguirá siendo un pilar de la economía de América del Norte, porque crea empleos y oportunidades incrementando el bienestar de las empresas y sus colaboradores.
El interés de México en este campo se extiende a otras áreas geográficas y así tenemos el Acuerdo Transpacífico, la Alianza del Pacífico y la renovación del Acuerdo Comercial con Europa, entre los más recientes.
Debemos sentirnos orgullosos por estos logros que muestran al mundo de lo que somos capaces los mexicanos.