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El Mariachi, identidad de los mexicanos

Actualmente el Mariachi es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Por: Ignacio Bonilla Arroyo
22/Sep/2020
UAG
El mariachi, símbolo musical de México en el mundo, no tiene acta de nacimiento. No hay una fecha precisa o un lugar concreto que pueda certificar su origen. Desde hace más de doscientos años, músicos rurales del Occidente de México comenzaron a tocar en fiestas familiares, celebraciones religiosas y acontecimientos festivos comunitarios. Primero violines y guitarras, luego arpa, instrumentos de cuerda traídos por los españoles. El guitarrón y la vihuela como los conocemos ahora son aportaciones mexicanas. Al final se agregaron las trompetas, en la década de 1930. En algunas regiones se incorpora la tambora o tamborita.

Manuel Esperón, en su famosa canción, dijo que “de Cocula es el mariachi”, razón suficiente para que los coculenses asumieran la paternidad del mariachi. Los académicos han llegado al acuerdo de que, efectivamente el mariachi es de Cocula, pero también de que su origen está en todo el sur de Jalisco, en Nayarit, Colima y Michoacán. El mariachi nació en el Occidente de México, en los estados mencionados.

En relación con la hipótesis que se comentó durante algún tiempo de que la palabra mariachi viene de Francia (mariage), los estudiosos del tema se han convencido de que la palabra “mariachi” ya existía antes de la llegada de los franceses, así que esa teoría ha quedado descartada.

A principios del siglo XX, los mariachis comenzaron a emigrar del sur de Jalisco a la capital de la República. Así lo hicieron el de don Justo Villa, Concho Andrade, Cirilo Marmolejo y el Cuarteto Coculense, entre otros.

Después de la Revolución Mexicana, nuestro país, con un millón de muertos, ensangrentado, dividido, sumido en la pobreza, quedó debilitado, necesitado del trabajo de todos los mexicanos para construir la unidad y el progreso.

En los años posteriores a 1930 se conformó la llamada “identidad nacional”. Había que forjar símbolos que unieran a los mexicanos; emblemas que nos hicieran sentir orgullosos; modos de vida, colores, sabores y músicas que nos identificaran en el mundo y nos distinguieran de los demás países de Latinoamérica.

Es significativo que en Santa, la primera cinta sonora del cine mexicano, ya aparezca un mariachi, el de Cirilo Marmolejo. En 1936, Allá en el rancho grande se convirtió en un éxito cinematográfico. La cinta, donde actúan los jaliscienses Tito Guízar y Esther Fernández, fue la primera de una serie de películas de corte ranchero, con mariachi, charros y tequila, que contribuyeron a la imagen identitaria nacional.

En 1941, la película ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, junto con la canción, posicionaron a Jalisco como estado emblemático de la mexicanidad y a Jorge Negrete como el charro cantor, que personificaría al mexicano valiente.

Por otra parte, el jarabe tapatío, promovido en el mundo por Anna Pavlova, se había convertido en el baile obligado que los niños debían aprender en las escuelas. El Ballet Folklórico Nacional de Amalia Hernández comenzó a viajar por el mundo, transformando las tradiciones musicales y dancísticas de las diversas regiones culturales de México en un espectáculo para el turismo, con iluminación, escenografías y coreografías de gran vistosidad, en las que el mariachi era la música festiva con la que culminaba sus programas escénicos. Así también, el Mariachi Vargas de Tecalitlán logró fama como el grupo musical de gran calidad, y era anunciado por su disquera como “el mejor mariachi del mundo”. Los arreglos musicales de Vargas y Fuentes sirvieron como modelo a los demás mariachis mexicanos. El Vargas también comenzó a viajar por el mundo y a impactar con sus actuaciones a los extranjeros.

Una mujer jalisciense, Lucha Reyes, se abrió paso en aquel mundo de hombres, de charros y “machos”, y logró destacar con su peculiar voz como la primera cancionera del género ranchero, acompañada por mariachis. A ella le siguieron otras cantantes importantes, como Matilde Sánchez “La Torcacita”, Lola Beltrán, María de Lourdes, Lucha Villa y Flor Silvestre. En esos tiempos los cantantes masculinos más destacados lo fueron Jorge Negrete, Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, Miguel Aceves Mejía, Pedro Vargas, Cuco Sánchez y Antonio Aguilar; en las décadas de 1970 y 1980 destacaron Vicente Fernández y Juan Gabriel.

En la segunda mitad del siglo XX, los antropólogos comenzaron a decir que en México no había una identidad nacional, que había muchas, tantas como lenguas indígenas o regiones culturales, que vivíamos en una gran diversidad cultural.

Otras músicas ocuparon los espacios teatrales, musicales y dancísticos: el bolero, la música de tríos, el mambo, el chachachá, el rock y el twist. Concluyó la Época de Oro del cine mexicano y las producciones cinematográficas se ocuparon de otros temas. El mariachi y la mexicanidad forjada como identidad nacional pasaron a segundo término.

Patrimonio Cultural de la Humanidad

Hubo un declive en el mariachi. Pasó a ser un conjunto musical para acompañar a los grandes cantantes, siempre atrás del escenario, como simple marco para el artista principal. El estado de Jalisco también había empañado su imagen como región de la mexicanidad, con las explosiones en Guadalajara en abril de 1992 y el asesinato del cardenal Posadas Ocampo.

Fue entonces cuando, en 1994, don René Rivial, presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, decidió crear el Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería, para dar nuevo brillo a Jalisco, ya que no había un festival que promoviera la música de mariachi en la tierra misma que la vio nacer, y este grupo musical mexicanísimo era más impulsado en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos. El nuevo proyecto fue exitoso. Se convocaba a los mariachis de otros países para que vinieran a aprender a tocar como se toca en la tierra del mariachi. Así también concibieron las Galas de Mariachi, conciertos de los mejores mariachis en ensamble con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, que comenzaron a impactar a los propios jaliscienses, a mexicanos de otros lares y a los extranjeros.

En 2002, la Secretaría de Cultura del gobierno de Jalisco, a través de la Dirección de Culturas Populares, creó el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional, para fortalecer y promover a los mariachis sin trompetas y sin traje de charro, que con repertorios antiguos todavía existían en la región nuclear del mariachi, en los estados de la costa del Pacífico y en diversas localidades de la República.

El proyecto funcionó como evento cultural de gran alcance. Con la consolidación de ambos encuentros de mariachi, cada uno en su tipo, el mariachi se había fortalecido en la primera década del siglo XXI.

Por ello, la Secretaría de Cultura de Jalisco, encabezada por Alejandro Cravioto, decidió elaborar el expediente para proponer a la Unesco que el mariachi se declarara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

En mi carácter de director de Culturas Populares y como responsable del Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional, me tocó colaborar en la elaboración del expediente, con la normativa y la precisión de los argumentos que la Unesco exigía para conceder la citada declaratoria. Fueron dos años de trabajar la propuesta, en español, inglés y francés. Había que comprobar que el mariachi formaba parte de la vida cotidiana de los mexicanos, que estaba vivo y que podía escucharse en todas las regiones culturales de México y en muchos países del mundo.

Por fin se logró que el 27 de noviembre de 2011, en la isla de Bali, la Unesco aprobara incorporar a la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a “El Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta”.

¿Qué ocurriría después de dicha declaratoria? Los mexicanos estábamos obligados a fortalecer al mariachi mediante un plan nacional de salvaguardia, en el que participaran principalmente los guardianes de la tradición, los músicos, compositores, arreglistas, académicos, funcionarios de los tres niveles de gobierno, instituciones académicas y organismos de la sociedad civil y la iniciativa privada. Y que ese plan nacional generara acciones para su cumplimiento.

Manos a la obra

La Secretaría de Cultura de Jalisco asumió el compromiso y coordinó los trabajos para las acciones que se emprenderían a partir de la declaratoria:

  1. El 1 de septiembre de 2012 se fundó la Comisión Nacional para la Salvaguardia del Mariachi (Conasam), presidida por el titular de la Secretaría de Cultura de Jalisco e integrada por portadores de la tradición mariachera y por personas e instituciones públicas y privadas que incidían en el fortalecimiento y promoción del mariachi. La Conasam sesiona semestralmente en alguna ciudad mariachera, como Guadalajara, Tepic, Colima o Calimaya. Sus conversatorios, acuerdos y acciones quedan registrados en las actas correspondientes. No tiene recursos económicos, no es un organismo público descentralizado ni una asociación civil. Es una mesa de trabajo representativa y nacional que ha logrado coordinar esfuerzos y generar acuerdos.
  2. El 7 de febrero de 2013 se creó el Centro de Documentación e Información del Mariachi (CE-DIM), con un importante acervo de discos, fotografías, videos, películas e información general sobre la historia y la evolución del mariachi. Este centro de investigación pretende facilitar los estudios de los académicos y demás interesados en conocer la cultura del mariachi. Tiene su sede en la Secretaría de Cultura de Jalisco, y aunque no ha logrado recibir presupuesto oficial para su operación, están fincadas las bases y los planes para su desarrollo.
  3. El Plan Nacional para la Salvaguardia del Mariachi fue elaborado en el seno de la Conasam. Es un amplio documento que orienta los planes y las acciones, y describe con precisión quién es el responsable de dar cumplimiento a cada acción u objetivo para la salvaguardia del mariachi, a corto, mediano y largo plazo. Es un excelente documento, que se ha revisado y actualizado, y sólo faltan recursos, organización y trabajo para su operación cabal.
  4. El Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional es el espacio anual más grande para reunir a la tradición mariachera del país. Durante una semana, quinientas personas participan en diversas actividades, entre ellos músicos, académicos, arreglistas, maestros, bailadores, compositores, cantantes, promotores y funcionarios de gobierno, para dar conciertos didácticos en escuelas, hospitales, asilos, museos, centros culturales y espacios públicos de diversos municipios de Jalisco. Se ofrecen galas en el teatro Degollado; se da capacitación a músicos y bailadores; se organizan concursos de niños bailadores de sones y jarabes, y se graban repertorios antiguos, además de producir el disco conmemorativo de cada encuentro. También se otorgan diversos reconocimientos: el premio “Alas y Raíces” para mariachis niños, y tres importantes preseas para quienes destacan en diversos temas: la “Francisco Sánchez Flores” a la preservación, la “Gerónimo Méndez” a la innovación dentro de la tradición, la “Vicente T. Mendoza” a la investigación, el Galardón Mariachi para personas físicas de méritos indiscutibles y la Medalla Nacional “Cirilo Marmolejo” con 50 mil pesos en reconocimiento al mariachi tradicional que el jurado decida premiar.
Se rinden homenajes a artistas, grupos, personas o instituciones que se hayan distinguido por sus aportaciones a la cultura del mariachi. Durante la semana que dura el Encuentro se presentan espectáculos escénicos producidos especialmente para la difusión de la cultura del mariachi, como Qué bonito es bailar el jarabe y Ojos de papel volando, o la obra de teatro Soy mariachi. Simultáneamente se lleva a cabo un coloquio internacional académico en el Colegio de Jalisco, donde investigadores de diversos países presentan sus estudios más recientes sobre la cultura del mariachi; las ponencias se publican en un libro anual, la memoria del coloquio. Lo más importante es el encuentro humano de los músicos, quienes comparten entre sí repertorios y estilos, toman una copa de tequila y bailan en fandangos interminables durante las tardes y noches de la semana que dura el evento.

  1. Talleres y escuelas de mariachi. La Secretaría de Cultura de Jalisco a través del programa ECOS y diversos municipios jaliscienses han contribuido para crear escuelas y talleres de mariachi. Se han desarrollado diplomados, cursos, talleres e intercambios de repertorios y estilos en diversas partes de Jalisco y de la República mexicana, principalmente en Colima, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Estado de México, Coahuila, Ciudad de México, Querétaro y Zacatecas. En los Estados Unidos se ha hecho una gran labor para la enseñanza de la música de mariachi en Texas, California y veinte estados más de la Unión Americana.
  2. El Coloquio Internacional Académico del Mariachi se celebra cada año en el Colegio de Jalisco, sobre un tema específico. Es la reunión intelectual más grande entre académicos y músicos de mariachi. Gracias a su realización anual se ha producido nuevo material discográfico y bibliográfico, se ha llegado a acuerdos académicos, se ha despertado el interés de jóvenes investigadores en instituciones de prestigio de México, Estados Unidos, Colombia, España, Australia y Francia. Los libros anuales que se editan luego de cada coloquio pueden consultarse en el CEDIM o en el Colegio de Jalisco.
  3. Festivales y concursos de mariachi. Una forma de contribuir a la salvaguardia del mariachi es la organización de festivales en diversas regiones del mundo, principalmente en México y Estados Unidos. En 2010, la Secretaría de Relaciones Exteriores lanzó el concurso “Sones de mariachi por el mundo”, a través de sus embajadas y consulados. Fui invitado como miembro del jurado y participaron 47 mariachis radicados en Estados Unidos, Colombia, Ecuador, Perú, Alemania, Italia, Croacia, China y una gran cantidad de países, en los que hay especial gusto por la música mexicana.
Según el Plan Nacional para la Salvaguardia del Mariachi y los acuerdos de la Conasam, quedan varias tareas pendientes, cuyo desarrollo se ha obstaculizado por la falta de recursos económicos y por decisiones políticas:

a) La incorporación a los programas educativos, desde la enseñanza básica, la divulgación de conocimientos sobre la cultura del mariachi y de todas las músicas tradicionales de cada región del país, así como la creación de diplomados, licenciaturas y maestrías sobre estos temas, que contribuyan a dar visibilidad a los patrimonios culturales inmateriales de las comunidades y regiones de México, a efecto de que las nuevas generaciones se apropien de las culturas que nos han dado identidad.

b) Apoyo de la legislación mexicana para influir y presionar a los medios de difusión, con el objeto de que promuevan la música mexicana tradicional y no solo la mexicana moderna o popular.

c) Apoyo en los tres niveles de gobierno para apoyar la celebración de festivales, encuentros, concursos, publicaciones, creación de museos, y en general pol-ticas públicas que contribuyan a fortalecer las culturas identitarias inmateriales de las diversas regiones de México.

d) Creación por parte de las instituciones académicas, universidades y centros de estudio de programas de investigación sobre temas que contribuyan a revalorar las culturas locales, haciendo contrapeso a la invasión de manifestaciones culturales extranjeras, llegadas a México como producto de la globalización. Se ha comenzado ya con el diseño de diplomados, licenciaturas y maestrías de la música de mariachi.

El mariachi en la UAG:

  • En la Universidad Autónoma de Guadalajara se ha conformado el Mariachi Tecurui (canto del tecolote), gracias al Departamento de Arte y Cultura y al empeño del excelente maestro Armando Cervantes Tinoco, quien ha capacitado a mariachis del mundo entero durante décadas y es uno de los miembros activos de la Conasam.
  • Nuestra Alma Mater está haciendo su parte.
  • Esperemos que los mexicanos tomemos conciencia de que salvaguardar nuestro patrimonio cultural es un deber que fortalece nuestras identidades locales, antes de que la globalización sustituya los hábitos culturales que heredamos de nuestros padres y abuelos.
El autor:

Ignacio Bonilla Arroyo, es licenciado en Administración de Empresas egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Creó desde la Dirección de Culturas Populares de la Secretaría de Cultura de Jalisco el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional y fue secretario técnico de la Comisión Nacional para la Salvaguardia del Mariachi (Conasam). Durante varios años ha encabezado instituciones de cultura públicas y privadas, así como asociaciones académicas. También es productor de teatro.

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