Las características de un buen médico son: dedicación, amor por los pacientes (verlos como lo que son: personas), estudiar, prepararse, estar informado y estudiar más. Al menos, esto es lo que cree el Jefe de Residentes del Instituto Nacional de Medicina Genómica, Dr. Miguel Ángel García Salcido.
Este médico, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) del año 2018, es Especialista en Medicina Preventiva y Maestro en Salud Pública en Epidemiología por el Instituto Nacional de Salud Pública, formado en Inmunología Avanzada por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y actualmente cursa la Alta Especialidad en Medicina Genómica en el Instituto Nacional de Medicina Genómica.
Ha colaborado con la Biblioteca Regional de Medicina de la Organización Panamericana de la Salud (dependiente de la Organización Mundial de la Salud) y con el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, en el estudio de la carga global de la enfermedad. Es miembro con “Good standing” del American College of Preventive Medicine, ACPM y de la Infectious Diseases Society fo America, IDSA.
Sus líneas de investigación incluyen: enfermedades prevenibles por vacunación, encuestas de seroprevalencia de hepatitis B y pertusis, sarampión, infecciones asociadas a la atención de la salud, vacunología reversa, medicina preventiva personalizada, microbioma y genómica de las enfermedades complejas.
En respuesta a la pandemia, de COVID-19 por SARS-CoV-2, se ha desempeñado desde el nivel nacional en la Dirección General de Epidemiología hasta el nivel local en el Centro Médico A.B.C. y el Hospital General de México, además de como vocero en medios nacionales e internaciones de comunicación como Grupo Imagen, Excelsior, Foro TV y Noticieros Televisa.
Sin embargo, también tiene un lado humano. Fue inspirado a ser médico desde su hogar: desde niño se planteaba preguntas sobre la salud de las personas y es que algunos miembros de su familia tendían a sufrir enfermedades y sus consecuencias.
“Estuve expuesto a identificar tardíamente las enfermedades desde muy pequeño. Perdí a mi abuela materna por culpa del cáncer de colon. Mi infancia fue la de un niño rodeado de medicamentos, visitas médicas y la enfermedad. Deseé desde entonces hacer algo, entender, tratar de hacer algo contra las enfermedades, retardarlas o prevenirlas”, relató.
Estas experiencias lo inspiraron a su vez a volverse un médico preventivo. Se identifica como un doctor “preventivista”, una especialidad médica que tiene que ver con la salud pública, así como un investigador que analiza la situación poblacional para conocer su situación epidemiológica en todos los sentidos, condiciones de salud en los sectores de la sociedad y prevenir cualquier contingencia, enfermedad o problemática epidemiológica.
Siempre interesado por ir “más allá”, comentó ser un investigador incansable, con interés por conocer, aprender y enseñar en beneficio de la sociedad. De 28 años, el Dr. García Salcido nació en Arandas, Jalisco, actualmente vive en la Ciudad de México. El cine, hacer ejercicio en el gimnasio, nada desde pregrado, leer, conocer y disfruta escribir y colaborar en artículos científicos.
“Sí, tengo un lado humano, no todo es trabajo, y es algo que deseo compartirles. Quiero que los estudiantes sepan que pueden hacer más que sólo estudiar, hay muchos espacios para trabajar, conocer, vivir, ser miembro de asociaciones que mejoran al mundo desde la medicina, puedes hacer mucho desde y fuera del hospital, actividades, ideas, acciones te ayudan a crecer tu currículo, como persona y profesional”, agregó y luego continuó.
“Mi vida en la Autónoma fue muy feliz, viví muy contento. Teníamos muchos retos académicos, pero la universidad es muy estructurada y eso te ayuda, lo facilita, y da la oportunidad de hacer una vida estudiantil enriquecida con la participación en sociedades de investigación, que es algo a lo que me dediqué, además de contribuir en muchos aspectos en beneficio de la sociedad”.
Lo más complicado, compartió, es definir ese nicho de la salud al que deseaba dedicarse y es un tema difícil para la mayoría de los médicos “hay que encontrar eso que nos apasiona y aquello en lo que podemos dar lo mejor y hacer más por otros y nosotros”.
La UAG, añadió, le permitió tener una vida académica, científica, cultura, deporte, beneficencia y calidad humana que hoy trata de cultivar y que le ayudó a alcanzar muchas metas y sueños que no esperaba conseguir a su edad.
